Borges decía que “el peor laberinto no es esa forma intrincada que puede atraparnos para siempre, sino una línea recta única y precisa” y tratándose del deporte se ha caminado precisamente así. En la suficiencia de esto, ¿cuál es el riesgo de tomar alternativas? ¿Por qué no pensar en otras herramientas que favorezcan y se favorezcan en beneficio de los objetivos que este persigue? ¿Por qué no tomar el riesgo del ajedrez?

Si estimular la mente en el deporte es una cualidad intrínseca de este, el ajedrez podría ser una alternativa para el desarrollo de la estrategia, la paciencia y la concentración que la competición deportiva requiere.

Planteado esto, ¿de dónde debe venir la responsabilidad de concilio entre la competitividad del deporte y la promoción del ajedrez? Tal parece que, desde el hogar, las aulas, los institutos del deporte o las políticas públicas. Lo cierto es que, esta responsabilidad ha sido tomada por los competidores, padres y madres de familia y, evidentemente, los entrenadores.  

Ello invita a reconocer como precedentes a la Asociación de Ajedrez del Estado de Puebla A.C. (AAEPAC), hoy a cargo de Alejandro Gallardo Macías; a algunas figuras históricas del ajedrez poblano como son los doctores Morelos Castro Aguilar y el Maestro FIDE (MF) Humberto Morales Moreno (hoy al frente de la FEMEDEES); al MF Guillermo Godínez Ramírez (desde el Club Alpha) y a la indiscutible estirpe de la Maestra Internacional (WIM) Yadira Hernández Guerrero y el MI Rafael Espinosa Flores desde la BUAP (ambos, múltiples veces campeones nacionales y exmiembros del equipo olímpico).  

Los ejemplos que han procurado mantener estos personajes han acontecido en un mérito, el de las madres y padres de familia y sus hijos ajedrecistas. Dentro de los cuales es justo reconocer a las distintas progenies poblanas que mi memoria se permite recordar: Alicia Rosano y su hija la Candidata a Maestra (WCM) Aline López Rosano; Ofelia Flores y sus hijas Judith, Edith y Angélica Aquino Flores; Emilio y Minerva y su hija la WFM Citlali Durán Juárez; Gerardo Limón (q. e. p. d.) y su hijo Iván Limón Olmos; Julio Flores y su hija Astrid Flores Rodríguez y, en los últimos años, Mireya y Alberto y sus hijos Yeret, Arelit y Valentín Arellano Cuautle. Por cierto, todas las madres y padres de familia de esta lista dedican o dedicaron su vida al servicio de la educación.

Sin embargo, seguir esta línea recta de éxitos y desventuras, implica comprometernos como miembros de la comunidad deportiva de nuestro estado y aceptar las críticas que esto conlleva. Ejemplifico: de acuerdo con las estadísticas de los pasados Juegos CONADE 2023, Puebla no logró colocarse entre las mejores 15 delegaciones; mientras que, retomando al ajedrez, sólo se logró clasificar a 4 de 12 participantes en el macrorregional rumbo a los Juegos CONADE 2024.

No obstante, es importante señalar que esta afirmación no desmerece los logros individuales que han alcanzado algunos deportistas.  

Dicho esto, ¿qué riesgos podríamos tomar para enriquecer la historia del ajedrez y el deporte más allá de los procesos recreativos? El riesgo de adoptar cualidades el uno del otro, con profesionalismo y metas. Asumir el reto que nos invita a cambiar la mentalidad.

Así que no basta con prepararse unas semanas antes de un torneo; sino que es crucial fomentar en nuestros ajedrecistas la cultura física, la buena alimentación, la dedicación y la constancia como acciones inherentes al deporte y educarnos en procesos que contemplen microciclos, mesociclos y macrociclos, y no solo unidades de entrenamiento.

Por ello, el camino hacia el deportivismo del ajedrez también merece el reconocimiento de los entrenadores que Puebla aporta: el MI Rafael Espinosa, los Grandes Maestros (GM) José Martínez Alcántara, Kevin Cori y Luis Ibarra Chami de la Academia All-in Chess. Ángel Contreras, Christian Velázquez Ríos, José Antonio Luna y los hermanos Alvarado Garzón, por citar algunos.

Sobre esto, el mismo MI Espinosa no se equivoca cuando asevera que “nunca habíamos tenido tantos jugadores fuertes en Puebla en un mismo momento; nunca habíamos tenido una oportunidad tan clara de atraer patrocinadores, de sumar a las universidades y de allanar el camino para dejar de improvisar en nuestros procesos”. Es claro que, pocos estados pueden decir que tienen a tres GM’s a su alcance.

Sin duda, el conjunto de todo esto parece una oportunidad emancipadora que puede dejar de lado las indiferencias del deporte y las diferencias entre los ajedrecistas. Afrontar las partidas que sean necesarias será nuestro procedente para resignificar al deporte ciencia y construir redes que nos inviten a preparar una línea abierta por Puebla.

Publicado originalmente en Ángulo 7.