
Una mirada por la literatura de viajes, la génesis del turismo moderno
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La IBERO Puebla alojó el tercer y último día del coloquio Rutas y Relatos: El Viaje como Práctica Cultural del Siglo XIX. En el espacio, especialistas en literatura comentaron obras trascendentales para entender la movilidad humana como una actividad de descubrimiento, esparcimiento y poder creativo.
El placer de viajar
La vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne es una de las novelas definitivas del siglo XIX. Su publicación se enmarcó en hitos para las comunicaciones como la apertura del canal de Suez en Egipto y la red ferroviaria en India. Por primera vez, viajar a cualquier parte del planeta se veía alcanzable.
Desde 1871, los periódicos comenzaron a especular sobre cuántos días tomaría darle la vuelta al globo terráqueo con los nuevos medios de transporte. De ahí que el Mtro. Raúl Guillermo García Reyes, egresado de la Maestría en Literatura Aplicada de la IBERO Puebla, encontrara en la prensa un elemento clave para el desarrollo e impacto de la novela de Verne.
“Se hizo una simbiosis muy interesante entre el mundo ficticio y el real”, comentó. La publicación seriada de La vuelta al mundo en 80 días en el diario suizo Le Temps provocó que los lectores pensaran que se trataba de la crónica de un viaje de verdad.
Según el experto, la gente se comprometió emocionalmente con el relato, y las personas se sintieron motivadas a generar sus propias historias de ruta. “Esta época se puede considerar el inicio del turismo internacional, de los viajes por placer costeables […] fue leer la novela lo que hizo que las personas sintieran que era posible”.
Encuentros entre realidades
El viaje es una actividad para reconocerse a uno mismo y al entorno. La novela De sobremesa de José Asunción Silva condensa las tensiones de una época agotada por el romanticismo y el decadentismo europeo. En ella, el escritor colombiano presenta una colección de memorias de un viaje a París en el que redefinió sus sensibilidades para capturar “la experiencia estética del mundo y el temblor metafísico del yo”.

Según el Dr. Edinson Aladino, académico del Departamento de Humanidades de la Universidad Jesuita, el estilo de Silva condensa la mirada de un europeo que ha viajado y un latinoamericano que regresa a casa. “De sobremesa es una novela sobre el desplazamiento, no solo del yo, sino del escritor en la sociedad”. Y agregó: “Silva escribe desde la herida que no solo es íntima, sino histórica”.
Los relatos de viajes fueron clave para construir la narrativa de naciones enteras. La Mtra. Alisson Maltez Reyes, egresada de la Maestría en Literatura Aplicada de la IBERO Puebla, ha estudiado el trabajo de Ephraim George Squier, pieza clave en la escritura histórica de Nicaragua. Según explicó, el periodista estadounidense “apostó por contar historias más que por evidenciar”. Y sobre el legado de sus obras, señaló: “Una propuesta política de nación depende de estos pequeños relatos”.
Tal impacto también es visible en los Apuntes de un viajero de Tomás de Comyn, una colección de textos que captura diferentes latitudes de la Nueva España desde la mirada de un funcionario del sistema colonial español. En palabras de la Lic. Daniela Suzette Álvarez Caballero, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la obra es “un intento de dejar testimonio de la insurgencia” durante la caída del virreinato, entre 1811 y 1814.
En esta colección de cartas dirigidas a sus familiares, De Comyn reconoce que el descontento de la población fue provocado por la mala gestión de la Corona española. La académica indicó que la obra “contribuyó a difundir una imagen de riqueza en la Nueva España, pero también a mostrar las injusticias de su sistema colonial”.
Una nueva escuela
En su tesis de maestría, la Lic. Patricia Castro Valderrama, estudiante del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, analiza el trabajo de José Rafael Isunza, quien, tras un viaje a Europa en 1888, sentó las bases para un sistema educativo moderno en Puebla.
Isunza importó influencias para sistemas de libros, edificios y materiales pedagógicos que fueron implementados en los años subsecuentes. Todo ello fue posible con la publicación de la Ley General de Instrucción Pública del Estado de Puebla en 1893. Para la investigadora, la importancia de recuperar la bitácora permite “conocer y apreciar el legado patrimonial de José Rafael Isunza”, el cual prevalece en diversos edificios de la capital poblana.