Paz con reconciliación para los tiempos venideros
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Enmarcado en los tiempos vertiginosos que corren, el pasado martes celebramos el Día de la Niña y el Niño, una fecha en la que los festejos de las infancias nos invitan a visibilizar la esperanza que ellas portan, pero al mismo tiempo nos interpela sobre las escasas certezas y garantías que hoy por hoy ofrecemos a las infancias de cara al futuro, especialmente por tratarse de una de las poblaciones más vulnerables ante la escalada de violencia que vivimos en México desde hace casi dos décadas.
Por ello, entre las incertidumbres que caracterizan a nuestra realidad histórica, la construcción de paz y reconciliación social es una apuesta que debe ser impulsada por las generaciones jóvenes y adultas como condición indispensable para asegurar un futuro digno para las infancias presentes y futuras. Desde las universidades, la construcción de paz es un deber indeclinable.
En este marco, y a casi tres años del asesinato de Pedro Palma y los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en Cerocahui, Chihuahua, las universidades confiadas a la Compañía de Jesús se dieron a la tarea de preguntarse por el modo propiamente universitario de encargarse de esta realidad de violencia que cada vez socava más nuestros tejidos sociales.
Bajo la conciencia de que toda universidad, como institución educativa, presta un servicio de interés público a la realidad social, se privilegió la articulación de esfuerzos para la construcción de paz desde las universidades del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) junto con otros actores sociales, para impulsar una acción educativa que pone en el centro a las juventudes como constructoras de paz e impulsoras de procesos de reconciliación social más allá de las aulas.
Con esta convicción, el año pasado se creó el Laboratorio para la Paz con Reconciliación como un espacio transdisciplinario que comparte el desafío de construir la paz de largo aliento que tanto urge en nuestra sociedad.
Bajo la encomienda de ser universidades de frontera, es decir, universidades encarnadas en la realidad, cuyo servicio no se limite a la formación de profesionistas de excelencia, sino que se actualiza en la incidencia y la transformación de las estructuras que reproducen la injusticia, el ReconciLab, como también se le conoce, ha sumado esfuerzos técnicos, académicos y prácticos para el desarrollo y acompañamiento de proyectos encaminados a la construcción de paz.
Este laboratorio presentó el pasado lunes el libro Alternativas hacia la paz con reconciliación, en el que 71 expertas y expertos de las ocho universidades del SUJ elaboran un diagnóstico de la realidad de la violencia en el país junto con una aproximación hacia alternativas que alumbren caminos efectivos de pacificación.
Esta publicación explicita la pertinencia tanto del laboratorio de reciente creación como de la producción de conocimiento socialmente útil de las universidades jesuitas, en plena congruencia con su apostolado intelectual al servicio de la realidad.
Hoy, la violencia constituye la principal preocupación de las y los ciudadanos mexicanos, y por ello, en la coyuntura electoral en la que nos encontramos, el balance y agenda ofrecidos en la publicación buscan también interpelar a las plataformas partidistas para que ofrezcan a la sociedad propuestas efectivas en materia legislativa y de política pública para una reparación de fondo de nuestros tejidos sociales; tarea que debiera ser insoslayable para los partidos políticos a quienes sin distinción de color e ideología la violencia ha alcanzado de manera directa en el actual proceso.
Hasta hace unos días se contabilizaban 30 asesinatos de aspirantes a cargos públicos, 77 aspirantes amenazados y 11 secuestrados. De mantenerse dicha inercia, al concluir los comicios estaríamos hablando de las elecciones más trágicas de nuestro país en términos de violencia política. La gravedad del problema de seguridad que padece la sociedad mexicana evidencia que la apuesta de militarizar el combate a la delincuencia organizada no ha dado los resultados esperados.
Pese a que prácticamente todos los signos políticos que han gobernado México los últimos tres sexenios han optado por la continuidad de dicha estrategia de seguridad, lo que urge en nuestro contexto es virar radicalmente hacia una estrategia integral construida desde la perspectiva de la seguridad ciudadana que garantice la primacía y fortalecimiento de las instituciones civiles, atienda a la violencia desde sus causas y utilice sólo en casos excepcionales y de estricta necesidad a las fuerzas armadas bajo un régimen de fiscalización, rendición de cuentas y control del uso de la fuerza.
El llamado que entraña el ReconciLab está dirigido a toda la ciudadanía, pero especialmente a todas y todos quienes desempeñan cargos públicos, para encargarse de las condiciones estructurales y macrocriminales de la violencia, poniendo al centro a las víctimas y, junto a ellas, el respeto y protección de los derechos humanos.
Sólo así y en colaboración con la sociedad civil organizada, se podrá avanzar en la construcción de un futuro seguro para las nuevas generaciones; un futuro en el que la democracia no se vea vulnerada por la violencia sino fortalecida desde el empoderamiento ciudadano y el agenciamiento de procesos de reconstrucción de los tejidos sociales básicos que permiten el desarrollo integral de todas las personas.
Como lo subraya la introducción al texto publicado: “como SUJ estamos convencidos […] de que la educación tiene mucho que decir ante la creciente desigualdad que genera violencia, migración forzada, pobreza, autoritarismo y populismo, y que sólo mediante ella se podrá lograr la construcción de paz a largo plazo que anhelamos”.