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En un país con más de 111,000 personas desaparecidas, la justicia parece no llegar para ningún caso. Existen protocolos de búsqueda, comisiones de seguridad y fiscalías especializadas que se crearon para garantizar la búsqueda de verdad y justicia. Sin embargo, el número sigue demostrando la ineficacia de estos mecanismos.
“Si bien es una cifra muy grande y dolorosa, detrás de ella hay historias, personas, familias. No solo es una persona que desaparece, sino que es su historia de vida, sus sueños”; recordar este factor es esencial para Alexia Martínez Montalban, responsable del Observatorio de Desaparición de Personas en el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la IBERO Puebla.
La desaparición es un problema que ataca principalmente a las juventudes. Por ello, es preponderante darles herramientas de actuación ante posibles casos de desaparición. Según registros de la Secretaría de Gobernación, la edad promedio en mujeres desaparecidas va de 10 a 24 años, y en hombres de 20 a 34 años.
Desde esa visión situada y consciente, la IBERO Puebla elaboró la Guía para actuar ante la posible desaparición de una persona integrante de la Comunidad Universitaria. El protocolo fue creado desde el ferviente deseo de nunca tener que usarse, y busca fomentar una cultura de información y prevención.
“Esta universidad está pensando en su comunidad desde la prevención, y el cómo cuidarnos sin caer en la paranoia de ser víctimas de la omisión del Estado. Busca garantizar una seguridad a la ciudadanía en general”: María Luisa Núñez.
Esta guía busca hacer un llamado a la acción, pues “lamentablemente en la última década ha existido a un proceso de deterioro, donde la desaparición se ha vuelto una condición cotidiana, y muy latente. Frente a esta grave crisis hemos encontrado indolencia de parte de las autoridades”, explicó Simón Hernández León, coordinador de la Licenciatura en Derecho y la Clínica Jurídica Minerva Calderón de la Universidad.
María Luisa Núñez Barojas, fundadora del colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, enmarcó esta acción en el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, lo que, para ella, habla del compromiso que tiene la IBERO Puebla de seguir sumando “no solo desde la academia, sino también desde soluciones prácticas que aporten para sí y para otras personas que lamentablemente pasen por esta situación”.
La directora de la Defensoría de Derechos Universitarios de la Casa de Estudios, Galilea Cariño Cepeda, comentó que esta guía busca atender todas las expresiones de violencia, pues “la realidad nos ha demostrado que no solo hay dinámicas violentas al interior de la Universidad, sino también al exterior”.
Cariño Cepeda remarcó la importancia de generar ambientes de paz y seguridad en la Comunidad, desde la concientización de las violencias propias. “Queremos pensar en una ética del cuidado, y eso tiene implicaciones muy fuertes en una comunidad porque debemos revisarnos constantemente para no solamente pensar en alguna posible violencia que yo reciba, sino en la violencia que yo puedo llegar a ejercer cotidianamente”.
Daniela Itzel Jiménez Cortés, integrante de la Clínica Jurídica Minerva Calderón, explicó que esta guía es conformada por tres grandes bloques. El primero explora qué es la desaparición forzada y como reconocerla; el segundo da las claves para actuar frente a la desaparición de alguien cercano, y el tercero abarca los derechos que tienen las víctimas, que contempla a las personas desaparecidas, los familiares y amigos que las buscan.
“Esta guía no solo va a resultar importante para toda la Comunidad de esta Universidad, sino también para otras universidades que, aunque no se han involucrado en este problema social y sistémico de la desaparición de personas, también les va a ayudar”, concluyó María Luisa Núñez, quien desea que el documento dé luces en un camino tan sombrío como es el de buscar a un ser querido.