Imagen
Educadora y niños
Fecha

Educación y sustentabilidad: aprender a vivir juntos

Subtítulo
La educación juega un rol transformador al invitar a los estudiantes a reflexionar sobre el tipo de futuro que desean construir y la huella que dejarán en el mundo.

Comparte:

En la actualidad, hablar de sustentabilidad en el ámbito educativo es mucho más que promover el uso limitado del papel o alentar a los estudiantes a reciclar. Si bien estas acciones son valiosas y deben seguir fomentándose, la verdadera educación en sustentabilidad va más allá de estos pequeños gestos. La sustentabilidad implica un cambio profundo en la forma en que concebimos la educación, el aprendizaje y, sobre todo, la relación entre los seres humanos y el entorno. Enseñar sobre sustentabilidad no solo se refiere a adoptar prácticas ecológicas, sino a generar un cambio de mentalidad que impulse a los estudiantes a pensar críticamente sobre los problemas ambientales, sociales y económicos que enfrentamos, y cómo pueden contribuir a transformarlos.

La sustentabilidad, como concepto, aboga por una transformación integral que no solo se centra en el ambiente, sino que también involucra dimensiones sociales, económicas y éticas.  Por lo que el concepto de educación compleja de Edgar Morin, filósofo francés, se vuelve fundamental para comprender cómo podemos abordar los desafíos que la sustentabilidad presenta. Morin sostiene que, para hacer frente a los problemas globales de hoy, debemos superar una visión fragmentada del conocimiento y, en su lugar, promover una visión que reconozca las interconexiones entre las diversas dimensiones de la realidad.  

Morin propone que la educación debe formar individuos capaces de enfrentar situaciones complejas, lo que incluye la capacidad de pensar en términos de interdependencia y de reconocer las relaciones entre los seres humanos, la naturaleza y los sistemas económicos. Lo que implica abordar temas como el cambio climático, la biodiversidad y la pobreza de manera integrada, y no como problemas aislados. La sustentabilidad, en este sentido, requiere un cambio de mentalidad que vaya más allá de la solución de problemas puntuales para entender las causas profundas que los generan y las conexiones que los unen.

De ahí, que, si planteamos la sustentabilidad como eje transversal en nuestra enseñanza, en primer lugar, tendríamos que comprender que cuidar nuestra casa común no puede reducirse a acciones aisladas. El uso responsable de los recursos debe formar parte de una visión más amplia, que involucre una profunda reflexión sobre el modo de vida actual. Aquí es donde la educación juega un rol clave. Es imperativo que los contenidos del currículo incluyan temas como el cambio climático, la justicia ambiental, la economía circular y la biodiversidad, pero también que los enfoques pedagógicos promuevan un análisis crítico de las causas estructurales de los problemas ecológicos y las posibles soluciones. La educación debe fomentar en los estudiantes la capacidad de cuestionar el status quo y pensar en soluciones innovadoras que vayan más allá de la simple adopción de hábitos sostenibles.

Morin destaca que la educación debe preparar a los estudiantes para pensar y actuar en un mundo incierto y cambiante, un mundo donde las respuestas simples no son suficientes. Por lo tanto, la educación debe ser un espacio donde los estudiantes se enfrenten a problemas reales y puedan aplicar un pensamiento crítico para encontrar soluciones integradas. Este enfoque no solo proporciona conocimiento técnico, sino también la capacidad de reflexionar sobre las interacciones entre el entorno, la sociedad y la economía, y de tomar decisiones fundamentadas que promuevan la equidad y la justicia social.

En segundo lugar, la sustentabilidad es un concepto que invita, o incluso exige, un cambio de mentalidad. No se trata solo de reducir el consumo de recursos, sino de transformar nuestra visión sobre el progreso y el bienestar. La sustentabilidad implica repensar los valores que guían nuestra sociedad, desde la equidad hasta la justicia social, pasando por la redistribución de recursos y el respeto por la biodiversidad. En este sentido, la educación juega un rol transformador al invitar a los estudiantes a reflexionar sobre el tipo de futuro que desean construir y la huella que dejarán en el mundo. Al integrar estos aspectos en el currículo, no solo se les proporciona conocimiento técnico, sino que también se les da las herramientas necesarias para ser agentes de cambio dentro de sus comunidades.

Morin insiste en que la educación debe ser capaz de recrear el pensamiento, y ese pensamiento renovado debe ser sensible a los problemas globales. Los estudiantes deben aprender a pensar no solo en términos de lo local, sino también en lo global, y entender que sus acciones individuales tienen un impacto más allá de sus fronteras inmediatas. Este enfoque permite cultivar una conciencia ecológica y social que vaya más allá del aula y transforme a los estudiantes en ciudadanos comprometidos con la construcción de un mundo más justo y sustentable.

Finalmente, la sustentabilidad no debe ser entendida únicamente como contenido dentro de la asignatura de Ciencias Naturales o Ecología. Es un principio transversal que debe permear todas las disciplinas. La educación para la sustentabilidad debe estar presente en todas las clases, desde las ciencias sociales hasta las matemáticas y las artes. Las actividades en el aula deben centrarse en problemas reales y tangibles, en los cuales los estudiantes puedan involucrarse activamente. En lugar de ser solo un tema aislado, la sustentabilidad debe ser el propósito que guíe los proyectos y las iniciativas dentro de la escuela. Los estudiantes deben ser convocados a la acción no solo dentro del aula, sino también en su vida cotidiana, aprendiendo a tomar decisiones éticas y responsables con el futuro del planeta.

En conclusión, educar en sustentabilidad es mucho más que reducir el uso de materiales o implementar pequeños hábitos ecológicos en las tareas escolares. Es una invitación a un cambio profundo, a replantear nuestra relación con el entorno y con los demás. Enseñar sustentabilidad es convocar a los estudiantes a pensar críticamente, a cuestionar y a actuar, impulsados por una mentalidad transformadora que los convierta en agentes activos de la construcción de un futuro más justo y equilibrado para todos. La educación debe ser el motor de esta revolución, integrando la sustentabilidad como contenido, como acción y, sobre todo, como un propósito en el proceso de enseñanza-aprendizaje que implica aprender a vivir juntos.

Publicado originalmente en Ángulo 7.
Más información
Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

Solicita Información

Sexo
Motivo

CAPTCHA This question is for testing whether or not you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.