
El servicio social, una oportunidad de reconocerse en lo otro
Autoría: Mercedes Núñez Cuétara
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Para mí el momento universitario en el que las y los estudiantes están realizando su servicio social, es y siempre ha sido, una oportunidad de aprendizaje significativo y de acercamiento a lo humano.
Lo viví siendo estudiante, cuando realicé el servicio social en una comunidad campesina y lo vivo ahora, siendo testigo cotidiana del proceso de cientos de estudiantes que realizan actualmente servicio social.
Sin embargo, este espacio de aprendizaje significativo y de acercamiento humano no debe darse por sentado. Tiene que favorecerse o provocarse a través de espacios y organizaciones que lo permitan, pero sobre todo a través de la apertura del estudiantado a vivir y vivirse dentro de una experiencia con “lo otro”.
Ese otro que puede ser una realidad social distinta a la suya, que puede ser una problemática o temática desconocida hasta el momento o incluso puede el rostro y las enseñanzas de una persona concreta que se encuentran durante el camino del servicio social. De una u otra manera, en la convivencia con la otredad, las y los estudiantes aprenden de ellos y ellas mismas, aprenden a estar de diferente forma, aprenden a mirar y construir/se de otras maneras.
El contacto con otras realidades, normalmente realidades socioeconómicas distintas a las de nuestro estudiantado, impacta a las juventudes que realizan su servicio social.
Para muchos estudiantes, el espacio donde realizan el servicio social los conecta con una realidad social distinta a la suya, y se encuentran en colonias o comunidades que enfrentan la falta de servicios básicos, como puede ser la falta de agua o incluso de alimentación suficiente que provoca desnutrición en las infancias.
Este contacto hace que el estudiantado se haga consciente de su privilegio y de las grandes desigualdades que pueden existir incluso a un par de kilómetros de sus casas. En otras ocasiones, el espacio de servicio social en el que se desempeñan no es una comunidad sino una OSC o dependencia gubernamental, esa también es otra realidad distinta a las formas de trabajo que conocen y que les confronta, ahí aprenden que los procesos llevan tiempo y que no todo se resuelve con un clic, gran parte del estudiantado ha referido que ha aprendido a ser paciente.
En el servicio social les conecta con otras temáticas y problemáticas que quizá solo habían escuchado o abordado temáticamente en clase.
En la IBERO Puebla tenemos más de 120 programas de servicio social que abordan temas de migración, comunidad, economía social-circular, trata y tráfico de personas, neurodivergencias, violencias de género y un largo etcétera de problemáticas actuales. Conectar y convivir con estás temáticas desde la práctica hace que estudiantado se dé cuenta que lo aprendido durante la carrera no siempre es suficiente y entonces ponen en juego su creatividad, adaptando los conocimientos hasta ahora aprendidos, y de nuevo su apertura a aprender nuevas estrategias para atender una situación compleja.
Por último, el momento del servicio social te conecta con otras personas, con rostros y formas de ser particulares y únicas, distintas también a las que el estudiantado está acostumbrado. Estas personas van desde aquellos que acompañan en las organizaciones al estudiantado hasta las y los usuarios de los programas de servicio social.
Aquí es difícil dar algún ejemplo concreto, cada estudiante lleva en su memoria y su corazón alguna persona que conoció en su espacio de servicio social y de la cual aprendió. Yo llevo a Doña Cata y su familia conmigo y en mi historia, gran parte de lo que soy hoy se lo debo a las enseñanzas y lo vivido dentro de esa familia durante mi estancia de servicio social. Con ella y ellos aprendí mucho sobre mí …