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Profesor en clase
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Lo más importante de la práctica docente

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Como docentes deberíamos tener una voz y hacer la revolución docente para favorecer, que al menos en el aula, nuestros estudiantes logren buenos y sólidos aprendizajes que les ayuden a mejorar su vida afuera.

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¿Cuál es el mayor deber de un o una docente?, me parece que la tarea fundamental de una o un docente es lograr que sus estudiantes aprendan lo que tienen que aprender para que puedan seguir avanzando en su proceso de formación. Sin embargo, muchas veces las y los docentes perdemos el rumbo y creemos que hay otras cosas importantes en nuestra práctica docente, pero ¿qué otra cosa podrías ser más importante? Así que en este breve artículo hablaré de esas otras cosas que nos hacen perder fácilmente el rumbo, cuando las y los docentes no sabemos cuál es nuestra función prioritaria.

La actividad más común con la que nos confundimos las y los docentes es la enseñanza. Pensamos que si enseñamos, nuestras y nuestros estudiantes forzosamente aprenderán, pero eso no es necesariamente así, es muy probable que un buen porcentaje de ellas y ellos aprendan cuando nosotras y nosotros enseñemos, sin embargo aquellos y aquellas que no hayan cubierto los requisitos previos para lograr los aprendizajes que estamos promoviendo se quedarán al margen; también estarán en este grupo, aquellas y aquellos estudiantes que tengan problemas personales y estén más ocupados en resolverlos, o aquellos y aquellas estudiantes que no tengan los materiales necesarios para lograr la meta, o bien que requieran algún refuerzo, pero si no les damos ese refuerzo porque pensamos que “ya enseñamos”, pues esos y esas estudiantes que se quedaron en la orilla no lograrán aprender lo que enseñamos.

También desviamos nuestra actividad fundamental cuando estamos preocupadas y preocupados por las calificaciones, por cuántas y cuántos estudiantes obtienen 10, o 9 u 8, o bien cuántas y cuántos obtuvieron 5, estamos preocupadas y preocupados por sus productos, por los resultados de un examen, pero no nos preocupa si aprendieron, sino si aprobaron, si lograron la nota aprobatoria o no. La forma y no el fondo es lo que nos quita el sueño.  

Otra cosa con la que confundimos el aprendizaje, el verdadero aprendizaje, es si nuestras y nuestros estudiantes son capaces de repetir lo que están aprendiendo, entonces ellas y ellos dicen de corridito las capitales de los estados de la república mexicana, o son capaces de repetir cada parte del aparato digestivo, o las fases de la revolución mexicana, pero son incapaces de comprender que representa una ciudad capital o la relación que hay entre los órganos del aparato digestivo para definir la salud de una persona, o cuáles son las causas y consecuencias sociales de cada una de las fases de la revolución mexicana. Nuevamente estamos poniendo el énfasis en lo que vale poco y estamos dejando de lado la profundidad del aprendizaje.

Otro aspecto que nos preocupa a las y los docentes es concluir el plan de estudios, que se termine todo, que agotemos hasta el último tema, aunque nuestras y nuestros estudiantes aprendan poco o tal vez nada. Lo importante es que se llenen los libros de texto hasta la última página, o que se terminen las libretas que compraron al inicio del curso, aunque el aprendizaje quede de lado. Continuamos con el siguiente, y el siguiente, y el siguiente tema, hasta que están todos agotados, aunque sólo hayamos visto embarradas de todo y no profundicemos en nada. Por supuesto que nuestras y nuestros estudiantes tendrán sólo gotas de una cultura general, pero difícilmente comprenderán las profundidades de su cultura.

Y así van nuestras y nuestros estudiantes, de una clase a otra, de un grado a otro, de un nivel educativo a otro, aprendiendo poco, dejando montones de huecos y profundizando en nada, de modo tal que pasan la escuela de noche, como vulgarmente decimos, olvidando rápidamente lo que “aprendieron” en sus años de educación básica y volviendo “aprender” lo que “aprendieron” en años previos. ¿Esa es la tarea de la escuela?, ¿ser grandes guarderías para cuidar y entretener a las y los estudiantes mientras sus padres y madres hacen su vida adulta y aprendiendo muy poco?

No sé ustedes compañeras y compañeros docentes, pero yo estoy muy cansada de esta simulación escolar en la que hacemos como que enseñamos y nuestras y nuestros estudiantes hacen como que aprenden. Por eso no avanzamos como país y estamos dejando de ser la cabeza de Latinoamérica en logro del aprendizaje, por eso estamos más debajo de la mitad de la tabla en los resultados de la prueba PISA, porque estamos haciendo todos, menos favorecer que nuestras y nuestros estudiantes aprendan.

No soy ingenua y sé bien que este es un problema estructural, pero como docentes deberíamos tener una voz y hacer la revolución docente para favorecer, que al menos en el aula, nuestros estudiantes logren buenos y sólidos aprendizajes que les ayuden a mejorar su vida afuera. Aunque no agotemos los planes de estudio, pero que lo que aprendan nuestras y nuestros estudiantes, lo aprendan bien.  

Publicado originalmente en Ambas Manos.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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