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Invierno extremo en Puebla: fríos intensos

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Esto podría impactar la biodiversidad y alterar los equilibrios de los ecosistemas en el estado

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Con el invierno a la vuelta de la esquina, el frío comienza a ser tema de conversación en todo México. En el caso de Puebla, debido a su característica orografía, las bajas temperaturas suelen acentuarse durante los últimos meses del año. Sin embargo, los pronósticos indican que este año podríamos enfrentar un invierno más crudo de lo habitual. La pregunta que surge es: ¿El cambio climático está detrás de estas variaciones extremas de temperatura?

Aunque comúnmente se asocia el cambio climático con el calentamiento global, este fenómeno no implica únicamente temperaturas elevadas. El cambio climático, impulsado principalmente por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, está alterando los patrones climáticos globales. Esto puede traer tanto inviernos inusualmente cálidos como inviernos muy fríos, dependiendo de las condiciones en cada región. Por ejemplo, el deshielo en el Ártico y los cambios en las corrientes oceánicas y atmosféricas están afectando el comportamiento de los frentes fríos y las masas de aire polar, que son responsables de las heladas invernales en el hemisferio norte. Esto puede significar que, en ciertos años, las olas de frío sean más severas y prolongadas, alcanzando lugares que no suelen experimentar temperaturas extremas. En México, fenómenos como “La Niña” también pueden intensificar el frío invernal.

En Puebla, la combinación de sus montañas y su altitud produce un clima variado que puede ser especialmente vulnerable a los frentes fríos. Según los pronósticos, esta temporada invernal se podrían experimentar temperaturas inusualmente bajas en algunas regiones del estado. Las zonas montañosas, como las cercanas a los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba, podrían incluso enfrentar heladas intensas que afectarían tanto a la población como a los ecosistemas locales. La relación entre estos frentes fríos y el cambio climático aún se estudia, pero es posible que el incremento en la variabilidad climática haga que tengamos inviernos más impredecibles. En años recientes, hemos sido testigos de olas de frío inesperadas que no solo afectan las actividades cotidianas de la gente, sino que también generan costos adicionales para el cuidado de la salud y la protección de los cultivos.

El frío extremo puede representar un reto importante para los agricultores poblanos, especialmente para quienes cultivan hortalizas y frutas en zonas altas. Las heladas pueden dañar los cultivos, reduciendo la producción y afectando la economía local. Los productores de Puebla, acostumbrados a inviernos moderados, podrían enfrentarse a pérdidas considerables si no cuentan con sistemas de protección contra heladas. Además de los efectos en la agricultura, los ecosistemas también sufren ante cambios drásticos de temperatura. Algunas especies de flora y fauna no están adaptadas para resistir olas de frío tan intensas y pueden enfrentar dificultades para sobrevivir. Esto podría impactar la biodiversidad y alterar los delicados equilibrios de los ecosistemas en zonas montañosas y boscosas de Puebla.

Para la población, los inviernos más fríos representan riesgos de salud adicionales, especialmente para niños, adultos mayores y personas sin acceso a un refugio adecuado. Las bajas temperaturas aumentan los casos de enfermedades respiratorias, como la gripe y la neumonía, que pueden ser graves sin una atención adecuada. En Puebla, donde muchas zonas rurales no cuentan con servicios de salud cercanos, estos riesgos pueden intensificarse. Ante estos riesgos, es importante que tanto las autoridades como la ciudadanía estén preparados. Las autoridades de salud y protección civil deben coordinar campañas de prevención para informar a la población sobre los riesgos del frío extremo, especialmente en comunidades vulnerables. En tanto, las personas pueden protegerse usando varias capas de ropa, cubriendo bien las zonas del cuerpo que más se enfrían, como las manos y la cabeza, y evitando cambios bruscos de temperatura.

A largo plazo, una forma de enfrentar los inviernos extremos es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Cada acción cuenta, desde elegir medios de transporte sostenibles y reducir el consumo energético en el hogar, hasta apoyar políticas públicas que promuevan la energía limpia. A nivel local, la educación y la concientización son fundamentales para que la población comprenda la importancia de estas medidas y tome decisiones informadas que contribuyan a mitigar el cambio climático.

El frío invernal en Puebla este año podría ser más intenso de lo esperado y el cambio climático es un factor que está haciendo que estos cambios de temperatura sean más acentuados e impredecibles. Prepararse para este invierno y los siguientes no solo es cuestión de prever las olas de frío, sino también de reconocer que cada invierno puede volverse más extremo si no enfrentamos las causas desde su origen. Proteger nuestro entorno y reducir el impacto sobre el clima es esencial para tener un futuro menos incierto.

Publicado originalmente en e-consulta.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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