Retos y fortalezas en el nuevo Instituto Nacional de Migración
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La migración seguirá siendo uno de los grandes temas presentes en la realidad de nuestro país, ya sea por ser uno de los países de mayor tránsito en el mundo o por ser un receptor de miles de millones en remesas, gracias a los millones de mexicanos que se encuentran en Estados Unidos.[1] En este contexto, el nombramiento del Gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, como el nuevo Comisionado del Instituto Nacional de Migración en México, que entrará en funciones este próximo diciembre, nos deja varias reflexiones e interrogantes.
En su corto mandato como gobernador sustituto, parece haber logrado generar consensos con grupos políticos que estaban muy polarizados. Con su manera de trabajo, no confrontó, sino que logró que grupos diversos se sentarán a dialogar y buscarán caminos de colaboración. Otra ventaja que tiene es que no procede de una tradición militar o de seguridad pública, como lo han sido al menos los 18 responsables del INM en los estados y en particular en el caso poblano actual.
Dentro de sus desventajas, Salomón no tiene la experiencia con los flujos migratorios y perfiles actuales de personas migrantes en México, aunque conoce una parte de la emigración de nuestros connacionales radicando principalmente Nueva York que son oriundo de estos lares.
Lo que sí es certero, es la situación tan compleja que encontrará dentro del Instituto Nacional de Migración (INM). Es sumamente preocupante que el INM este plagado de tantas malas prácticas administrativas y de acciones que violan los derechos de las personas migrantes, como lo ha documentado diversas organizaciones de derechos humanos y universidades con sus programas en migración[2].
Un INM en donde todavía aún no se ha juzgado al actual comisionado Francisco Garduño de su responsabilidad en el incendio del centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez, donde murieron 40 migrantes y donde, por negligencia o deliberada decisión, los dejaron encerrados mientras la “estación migratoria” era consumida por las llamas. Únicamente se responsabilizó a personal de nivel más inferior o de seguridad privada, pero no a los altos mandos por la responsabilidad que tienen directamente al dirigir estos espacios.
Al asumir su mandado como Comisionado, Salomón se encontrará con la corrupción imperante en algunos agentes que maltratan, cobran, extorsionan desde los centros de detención o incluso desde los diversos retenes y puntos de verificación migratoria del país.
Salomón Céspedes tendrá que asumir lo que negocie la Secretaría de Relaciones Exteriores, quien en realidad manda en la política migratoria en México. Tendrá que adjudicarse las nuevas decisiones del nuevo gobierno de Estados Unidos, que sin importar quien quede en cualquiera de las dos opciones, implicará asumir la política de contención de los flujos migratorios desde el Sur Global como se ha hecho tan efectivamente en México hasta la fecha.
Sí el nuevo Comisionado quiere realmente aplicar una política migratoria de seguridad humana, necesitará de allegarse de expertos y expertas que lo ayuden a tener una nueva perspectiva y muchas agallas para seguir negociando desde México con Estados Unidos para salvar vidas y lograr que como vecinos igualmente corresponsables de lo que pasa en rutas y fronteras el crimen organizado no lucre con las personas en movilidad.
Los centro de detención migratoria (eufemísticamente llamados estaciones o estancias), aunque quieran cambiar la retórica para llamarlos albergues o centros de alojamiento, mientras sigan dándose prácticas de atención denigrantes, inhumanas e insalubres, pueden llegar a ser peores que las propias cárceles. Los centros de detención en México pueden mejorar físicamente, pero urge un cambio de mentalidad en los agentes de migración; porque se siguen encerrado a familias, violentando a la ley vigente; donde siguen encerrando a personas con alta vulnerabilidad sin posibilidad de salir o comunicarse; donde son devueltos a sus países de origen a personas que son candidatas al asilo, si no hay un cambio radical, esos espacios seguirán siendo cárceles migratorias, pues no basta solo con pintar hay que formar y mejorar todo nuestro sistema migratorio.
Hoy más que nunca, todos los agentes de migración requieren una capacitación pertinente en derechos humanos, pues se podría mejorar sustancialmente la atención diaria a las personas que integran los flujos migratorios que llegan a esos lugares.
Sergio Salomón tendrá que saber negociar, visualizar y pensar, junto con los gobiernos de México y Centroamérica, cómo se pueden enfrentar mejor las causas estructurales (a corto, mediano y largo plazo) para generar nuevas posibilidades de enraizamiento y permanencia en los lugares de origen.
Sergio Salomón Céspedes tendrá un gran reto al dirigir el INM que necesita de grandes cambios estructurales, pero, sobre todo, ojalá logre consensos con todos los diversos actores, como lo ha hecho en Puebla, en beneficio de millones de personas migrantes que se encuentran en gran necesidad de protección y cuidado en un gobierno que se dice garante de los derechos humanos.
[1] El flujo acumulado de los ingresos por remesas en los últimos doce meses (febrero 2023 – enero 2024) sumó 63,459 millones de dólares, superior al flujo acumulado a doce meses registrado en diciembre pasado de 63,320 millones de dólares (enero 2023 – diciembre 2023). Informe del Banco de México enero 2024.
[2] Vidas en contención: privación de la libertad y violaciones a derechos humanos en estaciones migratorias de Puebla y Tlaxcala, 2020-2021. Universidad Iberoamericana Puebla.