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Estudiante en aula
Fecha

Educación con propósito

Subtítulo
Cómo el liderazgo humanizante construye un mundo más justo desde las aulas universitarias

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La formación de los estudiantes en la educación superior debe centrarse en su desarrollo integral y en su comprensión responsable de su papel en la comunidad. En esta tarea, el liderazgo humanizante ofrece una herramienta para la docencia universitaria, que auxilia en el énfasis de la autoconciencia, la formación en valores, la inspiración y el trabajo en comunidad (Lowney, 2003). El liderazgo humanizante se fundamenta en principios que implican la formación integral de los estudiantes. El autoconocimiento es clave, pues los docentes-líderes deben comprender sus fortalezas y áreas de mejora para guiar con autenticidad y empatía (Robbins y Coulter, 2017). En el proceso, el autoconocimiento es esencial para construir relaciones significativas. En adición, es fundamental que el liderazgo universitario sea congruente con los valores institucionales, transmitiéndolos a los estudiantes, para fomentar una comunidad ética y solidaria (Bateman y Snell, 2016). Además, la inspiración y el carisma son esenciales en la docencia, ya que los profesores deben despertar en los estudiantes el interés por el conocimiento y motivarlos a poner sus talentos al servicio de los demás (Daft, 2018). Esta motivación es clave para el éxito académico y personal. Asimismo, la educación superior debe fomentar el pensamiento crítico, la reflexión profunda y el análisis riguroso de la realidad. Esto fortalece la capacidad de discernimiento y la acción efectiva de los estudiantes, en contextos complejos.

El liderazgo humanizante en la docencia se basa en la premisa de que el líder debe estar al servicio de su comunidad. Esto implica que el docente fomente un ambiente de aprendizaje inclusivo y actúe como facilitador del proceso educativo. Además, debe promover una educación centrada en la persona, colaborando en la formación de individuos libres que no sólo busquen el éxito profesional, sino además el bienestar y la construcción de una sociedad más justa, equitativa y democrática (Lowney, 2003). Para lograrlo, el docente debe transmitir valores como la justicia social, la solidaridad, la compasión, la integridad y la excelencia académica y humana, así como desarrollar una visión crítica del mundo (Bateman y Snell, 2016). También debe estimular el pensamiento analítico y la creatividad, desafiando a los estudiantes a generar soluciones innovadoras y personalizando la enseñanza según las necesidades individuales (Greenleaf, 1977).

El liderazgo humanizante en la docencia universitaria permite formar estudiantes con una conciencia social profunda y una visión humanista del conocimiento. Al integrar principios como la autoconciencia, la humildad y la responsabilidad comunitaria, los docentes pueden impactar significativamente en la formación de personas comprometidas con su entorno, conscientes de las injusticias y dispuestas a luchar contra ellas. La educación superior debe asumir el reto de formar no sólo profesionales competentes, sino también ciudadanos capaces de generar cambios positivos para construir, en comunidad, un mundo mejor.

Para fortalecer este enfoque, es fundamental que las instituciones educativas promuevan el desarrollo docente centrado en el liderazgo humanizante. El diálogo entre docentes y estudiantes, así como entre culturas y disciplinas, y con las distintas realidades en las que están inmersos, contribuirá a la creación de comunidades de aprendizaje más dinámicas y participativas. El liderazgo humanizante debe trascender el aula e integrarse en la vida institucional, impulsando prácticas educativas que fomenten la responsabilidad social. La incorporación de proyectos de aprendizaje-servicio y la vinculación con el entorno social enriquecen la formación, haciendo que los estudiantes comprendan que la verdadera sabiduría no se mide por lo que se sabe, sino por lo que se hace con ese saber. En este sentido, el docente invita al estudiante a ser más, no para sí mismo, sino para los demás.

En conclusión, el liderazgo humanizante en la docencia universitaria no es sólo una estrategia pedagógica, sino una filosofía de enseñanza que busca formar ciudadanos libres, con valores, conciencia social y un profundo sentido de comunidad, capaces de contribuir a enfrentar las diversas formas de desigualdad y exclusión social. Para lograrlo, los docentes deben asumir un rol activo en la construcción de ambientes de aprendizaje, donde la construcción del conocimiento se entrelace con el desarrollo humano. Sólo así será posible transformar la educación en un motor de cambio social, formando generaciones que, además de exitosas en lo profesional, sean también responsables y comprometidas con un mundo más justo y solidario.

Referencias

Bateman, T. S., y Snell, S. A. (2016). Management: Leading & collaborating in a competitive world (12th ed.). McGraw-Hill Education.

Daft, R. L. (2018). The leadership experience (7th ed.). Cengage Learning.

Greenleaf, R. K. (1977). Servant leadership: A journey into the nature of legitimate power and greatness. Paulist Press.

Lowney, C. (2003). Heroic leadership: Best practices from a 450-year-old company that changed the world. Loyola Press.

Robbins, S. P., y Coulter, M. (2017). Management (14th ed.). Pearson.

Publicado originalmente en Ambas Manos.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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